La ansiedad es una reacción emocional humana en situaciones en las que se prevé un peligro o una amenaza para la vida y que genera un estado de alerta, por lo que hoy vamos a dar una serie de pautas para afrontarla.
A menudo se vive como una emoción negativa, por los efectos que tiene en el organismo, como nerviosismo, sudoración, agitación o aumento de la frecuencia cardiaca, entre otros. Sin embargo, no reviste gravedad, de no ser que se mantenga en intensidad y en el tiempo.
SINTOMAS
Preocupación, inseguridad y dificultades para tomar decisiones son algunas de las señales a nivel cognitivo que el organismo, a nivel físico, traduce en sudoración, tensión muscular, aumento de la tensión arterial y la frecuencia cardiaca, temblor en las extremidades y sequedad bucal.
Si no se resuelve esta situación, puede manifestarse dolor de cabeza, trastornos gastrointestinales y contracturas musculares. A nivel conductual, se percibe inquietud, agitación, tensión y preocupación, la persona puede bloquearse e, incluso, echarse a llorar. También puede afectar al sueño.
La Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) nos recomienda una serie de pautas para saber cómo afrontar la ansiedad.
- La dieta: comer sano, de forma equilibrada y evitar las comidas que provocan digestiones pesadas.
- El descanso: dormir suficiente, incluso si se está de vacaciones, alternando el tiempo de ocio con el descanso.
- Ejercicio físico: incluir una práctica moderada de algún deporte o ejercicio físico, como andar rápido.
- Organización: aunque se esté de vacaciones, la organización del tiempo y las actividades evitan preocupaciones y nerviosismo y favorecen el descanso. Intentar ser puntuales a las citas y aprender a escoger cuando no se llegue a todo.
- Solución de problemas y toma de decisiones: la mejor actitud ante los problemas es hacerles frente.
- Interpretación de situaciones y problemas: ante alguna situación adversa, intentar no valorar en exceso las probabilidades malas ni ser catastróficos; esto solo provoca un mal resultado y vivir mal.
- Atribuciones y autoestima: reconocer los méritos propios ayuda a la autoestima.
- Relaciones con los demás: reforzar las conductas positivas de nuestros allegados con muestras de afecto, sonrisas, algún detalle, etc.
- Entrenamiento en técnicas de control de ansiedad y estrés: como la relajación, leer algún libro de autoayuda asegurándose de que se base en la evidencia científica, aprender a decir no, exponerse a la situación que nos angustia poco a poco, practicar habilidades sociales y, ante dificultades para controlar el nivel de estrés, ponerse en manos de un especialista.