No todas las personas sienten la necesidad de sentir una atracción sexual hacia otra persona. Es más, algunas de ellas, tienen un nulo interés en la actividad sexual. Se denominan personas asexuales y, en los últimos tiempos, este colectivo demanda un respeto a una sociedad que en muchas ocasiones no entiende este término. O, mejor dicho, no comprende.
Generalmente, las típicas preguntas que suelen recibir son relacionadas con el celibato o la abstinencia sexual, algo que es completamente distinto. Estos dos últimos términos se basan en una decisión totalmente voluntaria basada en la mayoría de ocasiones en creencias religiosas y/o cuestiones morales. Pero ser asexual va más allá. Al no tener la necesidad ni sentir una atracción la falta de actividad sexual se da involuntariamente. La cabeza ni siquiera se lo plantea.
Pero por mucho que nos parezca raro, la organización más representativa de este colectivo, AVEN (Asexual Visibility and Education Network), tiene más de 103.000 miembros en sus más de 10 años de vida. Quizás ahora caigamos en la cuenta de que siempre habían estado ahí, aunque menos visibles. Y que, por ejemplo, han tenido millones de seguidores en todo el mundo. “Elemental, mi querido Watson”.