Ser padre o madre no es fácil, eso es universal, pero no todos lo tienen igual de fácil a la hora de intentar lidiar con un hijo adolescente en plena época de rebeldía.
Es en la adolescencia cuando se sientan las bases para definir la identidad de cada uno y también es cuando más conflictos se originan en las familias. Los adolescentes suelen entrar en una fase de malestar, frustración y dificultades para relacionarse con los demás de una manera lógica. Es por esa razón por la que, además de tener una paciencia tremenda, hay que ayudarle en ese proceso vital e intentar por todos los medios llegar a acuerdos que beneficien a ambas partes.
Todos los consejos no son válidos para todos pero es necesario encontrar un nexo de unión entre padres e hijos. Os queremos compartir algunos de ellos por si os sirven de ejemplo:
– Invertir tiempo y energía para mejorar su educación. Así, a través de la insistencia, podemos lograr que encaucen una situación que puede llegar a ser irreversible.
– Establecer límites para que haya una convivencia sana y con una serie de normas que respetar.
-Ser firmes en las decisiones y no dudar. Debemos darles ejemplo y compensarles con ventajas si se están comportando adecuadamente.
-Evitar comparaciones con sus hermanos o amigos, ya que hace que se dañe el concepto que tienen de sí mismos y se conviertan en desafiantes.
-Ser sinceros con ellos. A veces las relaciones están jerarquizadas y obviamos que diciendo la verdad se consiguen mucho mejor los propósitos.
-Aceptar que los hijos no son perfectos y tienen derecho a equivocarse. Lo esencial es saber actuar en consecuencia y si hace falta imponer un castigo, no dudar y caer en la sobreprotección.
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