La sensación de miedo que sentimos ante los cambios de cierta importancia en nuestra vida, es un mecanismo de descontrol mental que experimentan casi todas las personas independientemente de su origen, condición, poder adquisitivo, edad, etc. En múltiples ocasiones nos aferramos a situaciones, personas, trabajos o incluso, en libros, porque es lo que nos da seguridad y en cierto modo, sabemos que estará ahí, pues, tal y como dice el refrán: “mejor malo conocido que bueno por conocer”.
El miedo es un mecanismo muy poderoso que, en ocasiones, puede generar una situación de bloqueo parcial o absoluto a una persona. Experimentar y crecer son cosas que no suceden si permanecemos estáticos. Y, al final, todas las personas, de una manera o de otra, pasan por tener que cambiar sus creencias, su situación o su trabajo, si es eso lo que le está causando algún malestar.
Adaptarse al cambio es algo que, aunque en un principio no sea plato de buen gusto, es bueno ejercitar, pues hay que aceptar que hay cosas que seguirán resultando nuevas, desconocidas y diferentes. También el cambio puede significar algún tipo de pérdida difícil de aceptar.
Aceptar al cambio de forma natural y abierta puede ayudarnos en el momento de la adaptación.