¿Quieres saber más sobre la intervención en abusos sexuales realizados por adolescentes? Pues hoy en el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología te compartimos la última entrada sobre este tema. Toma nota:
Distintos autores mantienen los ejes que deben estar presentes a la hora de considerar un abuso sexual, cuando ocurre entre un adolescente y otra persona más joven que él, como son, la coerción o uso de la fuerza, interacciones sexualizadas e inapropiadas para la edad e interacciones entre parejas que no son pares en edad. En todos los criterios, el factor de coerción es esencial para la determinación del abuso. Tampoco debemos olvidar, los abusos que ocurren entre jóvenes de edades similares, para que el victimario no quede liberado y validado para continuar con futuros abusos y, la víctima quede injustamente silenciada.
Los estudios descriptivos sobre los abusadores sexuales juveniles arrojan un grupo heterogéneo, mayormente compuesto por varones, aunque hay una pequeña proporción de abusadoras jóvenes que son mujeres. No aparecen distinciones socio económicas ni étnicas, como apuntó J. Becker.
Distintos autores manifiestan que hay datos que evidencian la suposición de que existe un subtipo de agresores sexuales jóvenes cuya conducta no persistirá después en la etapa adulta. Serían aquellos con una conducta eminentemente exploratoria, que carecen de información sexual o de experiencia sexual, y suele ser un adolescente joven, cuyas agresiones son situacionales, fortuitas y generalmente no violentas. Es un tipo sustancialmente diferente al de los agresores que sí continúan con esta conducta en la vida adulta.
Las características de este último grupo serían las siguientes:
- Frecuentemente, provienen de familias con severos problemas, desorganizadas, o padres separados. Puede haber presencia de problemas psiquiátricos, o institucionalización de alguno de sus miembros.
- Presentan una larga historia de maltrato físico, o abandono físico y emocional. Puede observarse una gran discontinuidad en los cuidados psicofísicos de los mismos.
- Un gran porcentaje ha sido víctima de abuso sexual infantil. Estas experiencias traumáticas se entrelazan con las otras formas de maltrato infantil mencionadas.
- Poseen un sentimiento de ser inadecuados socialmente o son niños muy aislados. Tienen dificultades con la cercanía afectiva y con la intimidad.
- Un porcentaje importante muestra un bajo rendimiento intelectual y escolar.
- Es frecuente que los padres de los adolescentes abusadores hayan sufrido también abuso sexual en sus infancias, lo que refuerza la óptica de la transmisión intergeneracional de la violencia intrafamiliar.
Los datos informales muestran un aumento de denuncias por abuso sexual infantil, tanto en juzgados como en centros asistenciales. Esto refleja un mayor conocimiento y sensibilidad por parte de la población general. Por otra parte, hay una mayor capacitación del sector profesional para abordar esta problemática. Por esto, es importante desarrollar una mirada conocedora, comprensiva hacia estos jóvenes, y una detección prematura, sumado al complejo conocimiento acerca de la intervención. Es muy relevante prevenir la instalación de la tendencia a la agresión sexual como u posible “camino de vida” en la etapa adulta. Asimismo, hemos comprobado en el IASP, que los tratamientos y la intervención en abusos con adolescentes, tienen más éxito y muestran antes su eficacia que con adultos.