Tal y como adelantamos la semana pasada, el abuso y la dependencia de sustancias psicoactivas supone en la actualidad un gran problema y una amenaza para la salud. Un hecho que también influye muchísimo en la sexualidad.
¿Quieres saber más? Pues hoy en el Instituto Andaluz de Psicología y Sexología te lo contamos todo.
La cocaína
Si bien es cierto que se cita con frecuencia a la cocaína como un fuerte estimulante sexual, también se sabe que provoca en ocasiones trastornos como la disfunción eréctil y priapismo, así como una importante pérdida en el interés sexual.
La cocaína, como estimulante del sistema nervioso central, puede favorecer una transmisión más eficiente de los mensajes nerviosos. Sus efectos eufóricos pueden cambiar la percepción de uno mismo y de las propias experiencias o interacciones sexuales. Pero, por otra parte, tras los momentos de euforia aparecen los de depresión y su uso prolongado puede producir un deterioro del sistema nervioso central que conduce a una mengua importante de la función sexual.
Las drogas de diseño
Aunque son muchas, las drogas de diseño más populares son los análogos de las anfetaminas METH o speed y MDMA o éxtasis. Ambos son estimulantes y su uso crónico puede causar trastornos mentales muy graves con síntomas de esquizofrenia. Provocan euforia y desinhibición, y desde el punto de vista sexual, pese a generar un aumento del deseo, repercuten de forma negativa.
En la mujer dificultan la excitación y producen problemas para alcanzar el orgasmo; en el hombre actúan de manera similar y provocan dificultad para mantener la erección y producen retraso en la eyaculación.