Pornografía en la adolescencia (III)

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Tal y como hemos visto durante las últimas semanas, en el XVI Congreso de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), Francisco Cabello Santamaría, director del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología (IASP) aseguró que “un 90 por ciento de chicos y chicas de EEUU han visto porno a la edad de 10 años y que afortunadamente en España el inicio en la pornografía es un poco posterior, pero con las mismas consecuencias”.

¿Quieres saber más sobre este tema? Pues atento al blog de hoy.

Consecuencias

Los adolescentes que han sido víctimas de violencia familiar presentan una mayor tendencia a consumir pornografía, y especialmente de contenido violento. Aunque algunos autores no han podido evidenciar una asociación clara entre el uso de pornografía y alteraciones en el bienestar psicológico, otros destacan que aquellos adolescentes que consumen pornografía presentan una mayor probabilidad de referir sintomatología depresiva y/o ansiosa, de reportar obesidad y de usar tabaco, alcohol y otras sustancias. 

Uso problemático

Existe cada vez más evidencia empírica que muestra una clara asociación entre el uso de pornografía y el uso problemático de pornografía. 

De esta forma, aquellos adolescentes que consumen pornografía con más frecuencia presentan una mayor probabilidad de acabar reportando uso problemático de pornografía con consecuencias negativas para su vida sexual, sus relaciones personales y su bienestar, y es más probable que refieran sintomatología depresiva y un mayor interés sexual.

Los adolescentes que consumen pornografía de manera regular presentan una mayor propensión a mostrar actitudes de género negativas, y cuando perciben los materiales pornográficos como una herramienta de educación sexual muestran una mayor tendencia a percibir el sexo como un mero instrumento para la gratificación sexual.

La asociación entre el uso de pornografía y los factores mencionados con anterioridad es altamente controvertida. Esta falta de consenso evidencia la clara necesidad de disponer de más investigaciones longitudinales en esta línea que permitan llegar a conclusiones más sólidas sobre el posible impacto que los materiales sexualmente explícitos pueden tener sobre los más jóvenes y qué variables pueden ser mediadoras para que la pornografía tenga esos efectos perniciosos o no.

 

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