Todos sabemos la paliza sentimental que es una ruptura sentimental, ya sea por la situación que sea, a veces duele más, otras menos, pero lo que queda claro es que es una situación complicada. Por mucho que leamos, que nos digan, que nos aconsejen, que leamos, que estemos acompañados de los mejores amigos y familiares, lo cierto es que es un momento indeseable.
¿No pulsarías un botoncito para pasar página si existiera? Pero no lo hay, ni escapatoria. Estamos obligados a pasar por este mal trago. Podemos negarnos, y generar aún más dolor, o podemos aceptarlo, crecer y llevarnos algo bueno que usar la próxima vez.
¿Qué aprendes durante una ruptura?
- A estar solo. Quizá no aparentemente, porque tienes mucha gente apoyándote a tu alrededor, pero el único que puede y debe digerir la pérdida eres tú. Hazte cargo solo tu y no responsabilices al resto de tu bienestar. Ni ahora ni nunca.
- A no estar solo. Nadie puede superarlo por ti, pero las risas, los abrazos y los oídos marcan una diferencia brutal. Agradécelo. Aunque parezcas olvidarlo, están ahí por voluntad propia.
- Dile adiós al egocentrismo. Aunque para ti tu ruptura y tu drama sea el tema central de toda reunión, debes aprender y aceptar que no siempre se debe estar hablando de ello. La gente que te rodea también tiene su propia vida, así que no te regodees hablándoles todo el rato de lo mismo. Sé generoso.
- A moverte. Esta es la mejor parte para algunos expertos. Es cuando lo aceptas y empiezas a volver hacer tu vida con planes. Necesitas ilusionarte y motivarte con todo lo que viene por delante. La acción genera más acción y así se abre paso la vida. Y que esa lección sirva hasta el fin de tus días.
- Ten presente que esos planes, motivaciones e ilusiones no van a llenar el hueco que esa persona dejó. No se volverá a llenar pero si empezará a empequeñecer hasta que no exista. Aquí, el mejor aliado es el tiempo. No lo olvides.
- Darás cinco pasos adelante y tres hacia atrás. Acostúmbrate a las recaídas y, cuando lleguen, sé paciente y recuerda que también es algo pasajero.
- No creas que tu caso es especial porque vuestra relación era especial. Que tú lo tienes más difícil. La química del enamoramiento y del desenamoramiento son idénticas para todos. Todo el mundo lo soporta y lo supera. Tu también.
- La nostalgia conduce a la idealización de esa persona y de vuestra relación. Sé consciente de la distorsión. No compres esos pensamientos que te cuentan que jamás encontrarás a nadie igual o que jamás construirás nada igual. Es una mala apuesta.
- Deja de decir «¿por qué a mí? La víctima, la autocompasión y las quejas no sirven de nada. Piensa que el mundo no conspira contra ti.
- No te hagas cuestiones y preguntas que no tienen sentido alguno como, “¿cómo ha podido hacerlo?” o “¿cómo es posible que pueda seguir adelante sin mí?”. La que se fue ya no lo estaba, así que son cuestiones que se contestan solas.
- No trates de superarlo aferrándote a la soberbia. Pensamientos como “algún día mirará atrás y se arrepentirá” o “no me merece” son ridículos e inciertos. Céntrate en ti, en lo que sientes tú.
- Se fue pero sigue siendo la misma persona maravillosa. Acepta la derrota y deséale lo mejor, donde sea y con quien sea.
- Respeta su decisión. Pónselo fácil y, de paso, póntelo fácil a ti mismo. Necesitas poner tiempo y espacio de por medio.
- Medita. Te hace sentir completo, algo fundamental en la recuperación.
- Todo lo aprendido no funcionará milagrosamente la próxima vez. Tendrás que reaprenderlo, pero será un poquito más fácil.
Fuente: Código Nuevo