Tal y como os adelantamos la semana pasada, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se caracteriza por un patrón de pensamientos y miedos no deseados (obsesiones) que provocan comportamientos repetitivos (compulsiones). Estas obsesiones y compulsiones interfieren en las actividades diarias y causan un gran sufrimiento emocional.
Síntomas de la compulsión
Las compulsiones del trastorno obsesivo compulsivo son comportamientos repetitivos que te sientes impulsado a realizar. Estos comportamientos repetitivos o actos mentales tienen como objetivo reducir la ansiedad relacionada con las obsesiones o evitar que algo malo suceda.
Puedes inventar reglas o rituales que te ayuden a controlar la ansiedad cuando tengas pensamientos obsesivos. Estas compulsiones son excesivas y a menudo no están relacionadas de manera realista con el problema que pretenden solucionar.
Al igual que las obsesiones, las compulsiones suelen tener temas como:
- Lavado y limpieza
- Comprobación
- Recuento
- Orden
- Seguir una rutina estricta
- Exigir tranquilidad
La gravedad varía
El trastorno obsesivo compulsivo suele comenzar en la adolescencia o en la edad adulta joven, pero puede comenzar en la infancia. Los síntomas suelen comenzar progresivamente y tienden a variar en su gravedad a lo largo de la vida.
Los tipos de obsesiones y compulsiones que experimentas también pueden cambiar con el tiempo. Los síntomas suelen empeorar cuando se experimenta un mayor estrés.
Cuándo debes consultar a un experto
Hay una diferencia entre ser un perfeccionista (por ejemplo, alguien que busca resultados perfectos o un rendimiento impecable) y tener un trastorno obsesivo compulsivo.
Los pensamientos de una persona con trastorno obsesivo compulsivo no son simplemente preocupaciones excesivas por problemas reales en sus vidas o el placer de tener las cosas limpias u ordenadas de una manera específica.
Si tus obsesiones y compulsiones están afectando tu calidad de vida, consulta al médico o a un profesional de la salud mental.