La anorgasmia es una de las disfunciones sexuales más comunes en mujeres de todas las edades. Consiste en una inhibición recurrente y persistente del orgasmo. En pocas palabras, la persona no consigue pasar más allá de una fase de excitación normal. Se trata de un problema que también puede darse en hombres, aunque es menos frecuente.
La mayoría de casos de anorgasmia no están provocados por razones fisiológicas, como el consumo de fármacos o el desarrollo de enfermedades crónicas. En un alto porcentaje de situaciones hablamos de factores psicológicos que requieren la atención de un especialista.
La anorgasmia puede suponer un gran lastre en la relación normal de una pareja, y puede ocurrir en cualquier momento, en cualquiera de los miembros. Al no poder llegar al orgasmo de manera «normal», lo más habitual es que se estudien causas psicológicas que han desembocado en esa situación: traumas sexuales, ansiedades, depresión, mitos sobre la sexualidad, etc.
El tratamiento de la anorgasmia suele ser efectivo, pero se necesita por parte del paciente una actitud de cooperación. Se deben eliminar, por ejemplo, todas aquellas ideas negativas y los prejuicios sexuales que puedan existir en la pareja. La comunicación, en este sentido, es clave para restaurar la confianza.
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