Más allá de la evolución física que experimentamos todos desde que nacemos, existe una evolución psíquica más relacionada con nuestra forma de ser, que va cogiendo forma con los años hasta que maduramos.
Entre ellas destaca la Identidad Sexual, que es el conjunto de características sexuales que nos hacen genuinamente diferentes al resto de personas, como por ejemplo nuestras preferencias sexuales o nuestros sentimientos con respecto al sexo.
Yendo un poco más allá, podemos afirmar que se trata de un sentimiento de masculinidad o feminidad (no necesariamente de acuerdo con el sexo biológico de una persona o de su genitalidad) que nos acompañará toda la vida.
En este sentido, el desarrollo de la identidad sexual incluye varios elementos, tales como factores biológicos, ambientales o psicológicos, que influyen en el adolescente mientras éste va descubriendo su propio cuerpo, así como sus sentimientos y preferencias.
Por otro lado, es importante que todas las personas tengan un entorno en el que puedan ser libres a la hora de mostrarse tal y como son, ya que en un ambiente conservador o poco respetuoso con la identidad sexual de cada cual, puede ocasionar enormes daños en la autoestima y desarrollo de las personas.