¿Qué sabemos del punto G?

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Todas las personas alguna que otra vez hemos oído hablar o hemos hablado del «punto G», ya sea del hombre o de la mujer pero, ¿sabemos exactamente lo que es?, ¿qué sabemos del punto G? Hoy, en Instituto Andaluz de Sexología y Psicología vamos a intentar explicar este punto excitante de ambos.

Está demostrada la capacidad de la mujer, cuando la excitación es muy intensa o durante el orgasmo, de emitir de manera pulsátil fluidos por la uretra, que no corresponden a orina y que, por lo que parece, no tienen una función lubricante, puesto que se emiten al orgasmar. En un intento de correlación con lo que acontece en el hombre, se ha denominado a este hecho eyaculación femenina.

El líquido expulsado procede de las glándulas parauretrales y/o de Skene, situadas en la pared anterior de la vagina, que rodeando la uretra de la mujer desembocan en ella a través de pequeños orificios. Es una zona en la pared anterior de la vagina especialmente erógena y que es conocida como Punto G.

Los últimos estudios apuntan a que la mujer eyacula, aunque es frecuente que para muchas de ellas y sus parejas este hecho pase desapercibido. Durante el orgasmo se produce una relajación de la musculatura pélvica y del esfínter uretral que facilitan la eyaculación y la micción, lo que sucede aún con más frecuencia si se presenta algún tipo de incontinencia urinaria. Es fácil confundir el fluido expulsado, a veces en muy pequeñas cantidades, con el sudor o con la lubricación vaginal que sucede durante la excitación.

La existencia del Punto G femenino ha sido demostrada y su palpación, siempre difícil, es posible.

Sin embargo, el punto G masculino se le aplica a una zona sexualmente estimulable y oculta en el interior de alguna cavidad orgánica. Se trata, en definitiva, de la próstata y la posibilidad de sentir placer mediante su masaje a través del ano. 

¿Qué hace que fascine la sola sugerencia de un punto G en el hombre?

Al margen del placer que ocasiona, al igual que en la mujer, la sugerencia de algo oculto, que hay que encontrar, puede requerir cierta experiencia y que puede ser compartido por vez primera con alguien puede alimentar  la fantasía sexual. Que ese lugar oculto se alcance a través del orificio anal puede hacerle sentir incómodo al hombre heterosexual, ya que se enfrenta a la idea de sentir placer a través de una penetración anal. Pero, por supuesto, está muy confundido, puesto que sentir ese tipo de apetito tiene más que ver con la confianza sexual que de su condición sexual, ya que te pueden atraer perfectamente las mujeres, pero sentir excitación al masajear la zona del punto G.

 

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