Lo más seguro es que el amor sea la emoción más deseada por las personas. De hecho, está en el punto de mira de investigadores, que ya han identificado sustancias químicas, como las hormonas y otros neurotransmisores implicados en la pasión y el deseo sexual, y han podido clasificar cuáles intervienen en las distintas fases del amor y de las relaciones.
En cualquier caso, el amor es un sentimiento universal y la mayoría de las personas desean compartir su vida con alguien, a veces a pesar de muchos contratiempos. Pero, ¿en una relación de pareja todo es el amor? Hoy en el Instituto Andaluz de Sexología y Psicología os describimos qué se entiende por relaciones sanas, parejas felices, cuáles son los factores necesarios para construirla y cómo reconocerla.
Los especialistas en el comportamiento humano afirman que una relación de pareja debe estar basada en el amor, en el placer de intercambiar con el otro lo que uno es y lo que siente, de manera completa y libre. Y para ello es imprescindible un elemento: el respeto, a pesar de las diferencias y discusiones. En cualquier pareja no hay lugar para la falta de respeto, entre otras cosas porque, sin respeto, nunca puede haber amor.
Otro elemento clave es la libertad, para uno mismo como para el otro, además de igualdad, deseo genuino de compartir aspectos importantes de la vida y un grado de compromiso basado en el querer cuidarse uno mismo y también al otro a nivel afectivo.
Para una relación de pareja sana es necesario, en primer lugar, “comprender que una relación de pareja se construye a lo largo del tiempo, va cambiando y pasando por diferentes fases.Cada momento de la relación tiene distintas necesidades y los miembros de la pareja deben ir adaptándose a ellas.
La primera fase de una relación de pareja la constituye el enamoramiento. Este periodo se caracteriza por una idealización del otro, del que solo se ven las virtudes.
Pasada la fase de enamoramiento, hay que atender a la realidad de lo que sucede dentro de la relación y cómo afecta a cada uno. Una relación sana solo se consigue cuando los dos miembros están emocionalmente sanos, y esto también requiere tiempo.
Una vez reconocido lo que se espera de la relación, es fundamental responsabilizarse de las decisiones propias que todo esto implica en la vida cotidiana, sin exigir al otro miembro que aporte todo lo que uno desea o que cambie para que se adapte al 100%. Es ahí donde empieza la negociación en el sí de la pareja.