Sin duda, el “NO“, es una de las primeras palabras que aprendemos desde pequeño. Hoy te queremos explicar los tres tipos de “no” que debes aprender en la vida.
- El “no” rotundo.
En algunas ocasiones encontrarás a personas que te proponen planes para las cuales conoces perfectamente tu respuesta: un no rotundo. Cuando tienes una decisión muy clara y sabes que lo que te están pidiendo o proponiendo no es para ti porque puede hacerte daño o vulnera tus valores, no temas a dar un no categórico.
Es cierto que decir no es complicado, pero debes recordar que si algo no te gusta y puede lastimarte de alguna manera o hacerte sentir mal, no tienes por qué hacerlo. De hecho, a veces decir no es una expresión de amor propio, de respeto hacia uno mismo. Establecer límites no es algo negativo.
- El “no” a medias.
No siempre es necesario decir que no, pero a veces no estamos dispuestos a llegar tan lejos como demanda la otra persona. De hecho, este tipo de situaciones son muy comunes en nuestra vida cotidiana y, a la larga, como terminamos cediendo, son las principales responsables de que nos involucremos en proyectos o relaciones que en realidad no nos apetecían. Estamos dispuestos a ayudar en determinados aspectos pero no en otros, que puedes satisfacerla solo hasta cierto punto, pero que no estás dispuesto a ir más allá.
- El “no”, quizá más tarde.
Si algo no te interesa, es mejor decirlo inmediatamente. De esta manera somos sinceros y respetuosos con la otra persona. Sin embargo, hay ocasiones en que simplemente no estamos dispuestos a aceptar determinada propuesta, al menos en ese momento, pero podríamos hacerlo más tarde. En ese caso, lo más conveniente es no dejarse presionar y dejar claro que en ese momento no estamos disponibles, pero quizá más adelante podríamos involucrarnos en el proyecto o satisfacer la demanda. No siempre nos apetece algo en ese momento de la propuesta.